sábado, 28 de noviembre de 2009

LA VENGANZA PRIMO ANTES QUE LOS DEBERES DE JUSTICIA

Sala San Martín desconoció leyes constitucionales El proceso judicial al ex presidente Alberto Fujimori ha dado un vuelco total al conocerse que la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia, que preside el vocal César San Martín, desconoció dos leyes constitucionales para poder sustentar su sentencia condenatoria contra el ex presidente Alberto Fujimori, violentando así el estado de derecho y el orden constitucional. Este grave hecho fue desvelado por el abogado César Nakasaki durante el alegato que expuso para sustentar su pedido de nulidad de la condena a 25 años de cárcel que dictó la sala San Martín contra el ex presidente, tras hallarlo culpable (“autor mediato”) de la matanza de La Cantuta y Barrios Altos y del “secuestro agravado” de Samuel Dyer y Gustavo Gorriti. La revelación ha dado un vuelco al caso porque de haber violado la Constitución la sala San Martín, este hecho es causal de nulidad no solo de la sentencia que dictó el tribunal sino de todo el proceso. El presunto prevaricato está contenido en la página 592 de la sentencia, en la cual el tribunal conformado por San Martín, Víctor Prado Saldarriaga y Hugo Príncipe Trujillo desconoce así la validez de dos Leyes Constitucionales aprobadas el 6 y el 11 de enero de 1993, respecticamente: “El CCD, sin embargo, dictó, primero, la Ley Constitucional del seis de enero de mil novecientos noventa y tres, que no sólo declaró la vigencia de la Constitución de mil novecientos setenta y nueve, sino que además dejó a salvo los Decretos Leyes expedidos por el Poder Ejecutivo, y declaró que el acusado era el jefe constitucional del Estado y personifica a la Nación; y, segundo, la Ley Constitucional del once de enero de ese mismo año, que facultaba al CCD a dictar las denominadas “Leyes Constitucionales”. “Esas normas, que reclamaban jerarquía constitucional, no la tienen porque carecían de sustento en la Constitución de mil novecientos setenta y nueve, que era su marco de referencia –evidenciaban, por tanto, una clara inconstitucionalidad formal –. Además, según sus disposiciones, tenían vicios materiales, pues no podían convertir en “constitucional” algo que no lo era: desconocer el golpe de Estado y proclamar al rebelde como Presidente Constitucional, estatus que perdió al promover precisamente el golpe…” Declarar nula la Ley Constitucional del 6 de enero del 93 le permitió a la sala construir el sustento jurídico que necesitaba para aplicar su teoría condenatoria, que dice: Alberto Fujimori era legalmente un dictador cuando ocurrieron la matanzas de La Cantuta y Barrios Altos, y como tal ejerció de facto el comando de los institutos militares y de los servicios de inteligencia. Al ser considerado dictador Fujimori, la sala dejó sin sustento el argumento central de su defensa, el cual sostiene que, siendo presidente constitucional de la república, ejerció solo el mando político de las FFAA, no el comando militar; y por tanto no pudo ordenar las matanzas que le imputan. También le permitió a la sala fijar como “hecho probado” que el ex presidente ejerció el poder “de facto” sobre las FFAA, los servicios de inteligencia y las instancias constitucionales encargadas de conducir la guerra: el Consejo de Defensa Nacional y el Comando Conjunto de las FFAA. En otras palabras, si la Sala Penal Especial de la Corte Suprema hubiera juzgado los hechos de La Cantuta y Barrios en el contexto de un gobierno constitucional, no hubiese podido probar que Fujimori ejerció el comando militar sobre los militares, como sostiene la sentencia que lo condena. Prevaricato Ocurre, sin embargo, que la sala San Martín se excedió en sus facultades al declarar nulas, por sí y ante sí, las dos Leyes Constitucionales de 1993, sin tener ninguna autoridad para hacerlo, pues las únicas instancias facultadas para modificar o interpretar la Constitución son el Congreso de la República y el Tribunal Constitucional, respectivamente. Los tribunales de justicia están facultados para aplicar el llamado control constitucional difuso, que les permite preferir la Constitución antes que una ley ordinaria, pero de ninguna manera pueden desconocer una ley aprobada por un poder constituyente surgido de la voluntad popular expresada en las urnas, como lo fue el Congreso Constituyente Democrático (CCD). Al respecto, el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado innumerables veces sosteniendo la validez y vigencia de la Constitución de 1993, de las leyes constitucionales y decretos dictados por el CCD antes de que aquella entrara en vigor. De otra parte, la Ley Constitucional del 6 de enero, que pretende desconocer la sala San Martín, tiene efecto retroactivo, porque el poder constituyente decidió incorporarla al cuerpo de la Constitución de 1979, la cual continuó vigente hasta que entró en vigor la carta constitucional de 1993. En consecuencia, la decisión del CCD de reconocer a Fujimori como presidente constitucional de la república electo en 1990 también es retroactiva al 5 de abril del 1992, lo cual supone que el ex jefe de estado no puede ser considerado legalmente un dictador. Esta es la razón por la que la sala San Martín decidió desconocer dicha norma, a sabiendas de que aquella fue aprobada por un poder constituyente y de que él no estaba facultado para hacerlo. Vemos pues que la sentencia emitida por sala que preside el vocal César San Martín quiebra el orden constitucional al desconocerlo de hecho en una sentencia, incurriendo así en una causal válida de nulidad de la misma, tal como lo ha planteado el abogado Nakasaki. En ninguna sociedad democrática es admisible que un tribunal quiera impartir justicia por encima del estado de derecho. Lamentablemente esto es lo que han pretendido hacer los miembros de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema: San Martín, Prado y Príncipe. Debo decir, sin embargo, que no espero que la sala revisora de la sentencia ilegal emitida por el tribunal San Martín, la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, vaya a anular la violación constitucional y a sancionar a los autores del “regicidio”, como correspondería en justicia. No tengo la menor esperanza, por su composición esencialmente politizada, y por los antecedentes personales de sus integrantes, tal como lo dije en un artículo anterior: su presidente proviene del Partido Comunista Patria Roja, otros dos vocales responden al sector “caviarón” del Partido Aprista; y los otros dos escalaron sus puestos durante la injerencia política de la izquierda caviar en la Judicatura, Por cierto, los vocales que integran este tribunal sabe bien que si confirman un fallo aberrante como es el de la Sala San Martín compartirán la responsabilidad plena y deberán responder por ello en un futuro, cuando se restablezca el imperio de la justicia. Lo importante ahora es informar a la opinión pública nacional e internacional de como algunos magistrados vienen administrando justicia prestándose a la vendetta política, para vergüenza de nuestro Poder Judicial y para descrédito de nuestra democracia. Confiemos en que más temprano que tarde nuestra democracia se fortalecerá y entonces será extirpada de nuestros tribunales la nefasta injerencia política manipuladora y perversa que tanto daño le ha hecho a la verdadera justicia y al país a lo largo de nuestra historia.
Articulo enviado por su autor Víctor Robles y puede leeerlo en http://victorrobles.wordpress.com

jueves, 12 de noviembre de 2009

LA TELEVISION ACTUAL DEL PERU

NOTICIEROS PERUANOS SON MASOQUISTAS

Hoy encontré un artículo sobre la actual televisión peruana, que ha escrito Néstor A. Scamarone M. bajo el título de "Televisión pervertida".

No vivo en el Perú, pero tengo acceso a los noticieros de los canales peruanos, de cada dia, y en verdad comparto plenamente con el autor del artículo periodístico, porque por acá donde estoy, muchos compatriotas nuestros que tenemos la suerte de ver dichos noticieros, opinamos igual y siempre nos decimos, el Perú está como ésta por culpa del periodismo, casi 90.00% son noticias referidas a muertes, siniestros, choques, caídas de buses, atropellos, crímenes, peleas, robos, asaltos, modalides de cuanto delito uno pueda imaginar. Son titulares de primera plana o lo que viene en cada noticiero, todas son noticias negativas, pesimistas que abruman y muchas veces tenemos que cerrar para no verlos, en verdad dan náuseas las noticias a pesar de lo buenamozas que son las locutoras. Aquí el articulo en mención:

Televisión pervertida

Néstor A. Scamarone M.

"Quiero abordar el tema de la televisión repitiendo, casi con obsesión, que deja mucho que desear, con lo cual no quiero parecer un estatista de malas pulgas, deseoso de que las autoridades competentes la controlen de arriba abajo. No, pretendo apenas mostrarme como un ciudadano del mundo que cree que, además de negocio, es también servicio público, al margen que se encuentre en manos privadas o estatales y que como tal debe sujetarse a ciertas reglas, como viene sucediendo en USA, Italia, Francia, Alemania, la bulliciosa Argentina y hasta la truculenta televisión española, que acaba de imponer reglas tan duras, que harán llorar a muchos.

Ver los noticieros a cualquier hora es arriesgarse a recibir chorros de sangre y partes mutiladas de cuerpos humanos que se salen de la pantalla y te caen en la cara o en el plato de comida que tengas al frente, y esto lo digo porque sucede literalmente y sin exagerar.

La televisión peruana, salvo escasas excepciones, se caracteriza por ser casi la única en el planeta, que no enuncia o anuncia los hechos o noticias cruentas, los muestra con intensidad masoquista, sobada y pervertida; sus imágenes cuanto más cruentas, descarnadas y sangrientas, más engordan los bolsillos de sus propietarios.

Si hay una "pedofilia- filicida" seguida de muerte donde se pueda observar clara y realmente como el padre violó y mató a su hija y la sangre que se escapa de su cuerpo, podemos imaginar, sin lugar a equivocarnos, la sonrisa de sus propietarios al ver cómo engordan sus billeteras. Los cuellos degollados y sangrantes son los preferidos, los accidentes donde los cadáveres cuelgan de las ventanas de los buses o automóviles, rating y dinero para sus propietarios; si los crímenes amén de escabrosos son de homosexuales y lesbianas, rating y dinero para sus propietarios y así ad infinitum.

El menú ofrecido por la televisión casi siempre produce indigestión y estómagos flojos. Vea usted los programas que nos ofrecen las noticias de cada día, sin ahorrarse imágenes que jamás pasarían el colador de lo sensato en materia de medios de comunicación. Son los que pretenden educar acerca de la justicia y el ejercicio de nuestros derechos, exponiendo en su intimidad las vicisitudes y conflictos de la gente.

Televisión pervertida que intenta hablarnos de la vida, mostrándonos su lado más oscuro e infeliz a través de la rebuscada historia de algún prójimo; lo que nos entretiene suponiendo, casi, que todo espectador es morboso y necesita inyecciones de violencia y sangre en diversas dosis y conforme a varias recetas.

No hay la menor preocupación ciudadana de parte de las televisoras para que la tasa de muertos, violaciones, golpizas y derrieres descomunales, se reparta más bien hacia las horas en que los niños duermen o sea la una de la mañana o mejor a ninguna hora, lo cual no pareciera que es mucho pedir.

Y que no me vengan dueños y directivos a decir, como en efecto dicen, bañados en el agua de rosas del liberalismo celestial del dólar que engorda sus bolsillos, que los canales sólo se limitan a eso, a ofrecer el menú, dejando que cada quien escoja según sus apetencias, lo que, visto con detenimiento, es su interpretación fantasiosa y equivocada, sesgada hacia las propias conveniencias, dentro del contexto del billete y sólo del billete.

Es crepitante ver los programas nocturnos dominicales, donde caras disfrazadas de puras, se "tragan" cada perversión y propalan con ventilador esas noticias sobadas y sudadas en el vil metal y lo más triste, a veces con el metal entregado y pagado por el Estado.

La alternativa no es cambiar de canal, es de cambiarles el cerebro a los propietarios de la televisión basura. Es así que un "animador/a", mamarracho inculto, chisgarabís caquético cualquiera, encarnado con regocijante desparpajo palurdo, puede llegar a obtener cierta calderilla de notoriedad malsana, para dizque estimular nuestra perplejidad.

Todos sabemos cómo funciona este baratillo de cambalaches vulgares de los programas basura y los noticieros dominicales de los suripantos y suripantas entrevistadoras, actualmente bañados en desfachatez y reciclando la corrupción.

¿Alguien se atreverá a calcular el dinero que semanalmente se emplea para pagar a los mentecatos que desfilan por esta parada de los monstruos sin cerebro y lo que ganan sus propietarios? ¿Merecemos los peruanos esta escoria televisiva? ¿Hasta cuándo seguiremos refocilándonos en tanta cochambre de las imágenes audibles y sobadas? ¿No será que la nueva misión del periodismo consiste en halagar los bajos instintos de la masa sin neuronas, hasta convertirla en una papilla humanoide, digna del planeta de los simios? Esta televisión pedorra me da arcadas…"

Si amigo compartimos tu opinión y tu preocupación.

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