sábado, 19 de marzo de 2011

EL GRUPO 7 G7 INTERVINO EN LA ECONOMIA JAPONESA PARA EVITAR CAIDA

Una semana después de producirse el terremoto y el tsunami en Japón, y con la crisis nuclear todavía flotando en el ambiente, la tragedia lleva camino de convertirse en el desastre natural más costoso de la historia.

Los primeros cálculos de las compañías aseguradoras hablaban de unas pérdidas de 100.000 millones de dólares, unos 70.000 millones de euros, pero ya hay quien cifra las pérdidas en más de 130.000 millones de dólares (92.000 millones de euros), y eso sin tener en cuenta el impacto de una posible catástrofe nuclear. Este es el caso de Barclays, o de Banif, que calculan que el coste del terremoto podría llegar al 3% del PIB de Japón, sumando el coste de la reconstrucción de las viviendas y las infraestructuras, así como el cierre de fábricas y el recorte de producción como consecuencia de los cortes de energía eléctrica.

Este coste sería superior al de los terremotos de Kobe (Japón) en 1995, que supuso unas pérdidas de 115.000 millones en dólares actuales, o más de 80.000 millones de euros, e incluso podría superar los 145.000 millones de dólares (105.000 de de euros) del terremoto de Northridge (California, EE.UU.).

Caídas bursátiles

El balance de esta primera semana también fue negativo para las Bolsas, especialmente para la japonesa, que estuvo sometida a una enorme volatilidad. El índice Nikkei se ha dejado en estos cinco días más de un 10%, pese a que ayer registró un avance del 2,72% tras la intervención coordinada de los países del G-7 en el mercado de divisas, para apoyar la economía japonesa y frenar la apreciación del yen.

Y es que junto a la Bolsa, el otro gran protagonista de la semana fue el yen, que el jueves llegó a cotizar a su nivel más alto frente al dólar desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, 76 yenes por billete verde. Los especuladores hicieron acopio estos días de divisas niponas ante la expectativa de que la reconstrucción va a provocar una importante necesidad de yenes, y de que muchas inversiones que ahorradores japoneses tienen repartidas por todo el mundo, vuelvan al país para cubrir las nuevas necesidades.

Ante esta situación, los ministros de Economía y los responsables de los bancos centrales del G-7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia) acordaron en la madrugada de ayer vender yenes de manera concertada para hacer bajar su valor. El objetivo, situarlo entre las 80 y 85 unidades por dólar. Se trataba de la primera intervención conjunta en el mercado de divisas en más de una década (en septiembre de 2000 salieron al rescate del euro).

El yen cede posiciones

Tras el anuncio, el yen sufrió la mayor caída de los últimos dos años en su cruce con el dólar. En las primeras horas de negociación llegó a retroceder un 3,9%, la mayor caída desde el 28 de octubre de 2008, cuando la crisis financiera mundial golpeó a los mercados. Cerca del cierre, mitigó los descensos hasta el 2%.

La volatilidad también dominó la semana bursátil en Europa y Estados Unidos. Las Bolsas europeas registraron ayer ligeras subidas, con las que solo compensaron ligeramente los desplomes producidos por los efectos del terremoto y la posterior crisis nuclear. De hecho, todos los mercados cerraron en rojo el balance semanal.

Fráncfort fue el más castigado con un descenso superior al 4%. Los analistas argumentan que fue el cambio en la política nuclear del país anunciado por la canciller Angela Merkel, el que explica este comportamiento de los inversores. En el extremo opuesto, el Ibex-35 español fue el que mejor resistió, gracias al sector bancario. Y es que en nuestro país, la decisión de la Unión Europea de flexibilizar el fondo de rescate y la relajación de las tensiones en los mercados de deuda permitió mitigar la incertidumbre que llegaba de Japón. Aún así, el indicador retrocedió un 0,6% en la semana.

Impacto en el petróleo

La catástrofe japonesa y la crisis nuclear desatada a continuación tiene también implicaciones en el mercado energético y el precio de las materias primas. Aunque en los primeros días el petróleo cotizó a la baja, el nerviosismo desatada en Europa y el anuncio de posible paralización de centrales nucleares, hicieron repuntar a la cotización del oro negro ante la expectativa de que la energía que no generen las nucleares tendrá que ser sustituida por otras fuentes, y el petróleo puede ser una de ellas. Así, el Brent que a comienzos de semana cotizó por debajo de los 110 dólares, llegó a superar los 116, aunque ayer fue el alto el fuego en Libia el que provocó un descenso del precio de esta materia prima.

Recuperación mundial

Respecto al impacto de la catástrofe nipona en la recuperación de la economía mundial, y en el propio PIB japonés, los expertos no son muy pesimistas. Aseguran que aunque de momento la economía japonesa entrarán en recesión —durante uno o como mucho dos trimestres— las labores de reconstrucción conllevarán un fuerte impulso al crecimiento en los meses posteriores.

En este sentido, aseguran que la tercera economía más grande del planeta podría restar dos o tres décimas al PIB, en el peor de los casos. Creen, que aunque algunas industrias niponas han quedado dañadas, habrá empresas de otros países que producirán los bienes o servicios que ahora generan las compañías japonesas. De modo, que si Japón crece menos, otras economías crecerán más y compensarán la caída. Del mismo modo, las tareas de reconstrucción supondrán una oportunidad para empresas constructoras, infraestructuras y energéticas de todo el mundo

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