El 18 de Abril del 2008, el ex jefe de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (Dincote) de la Policía Nacional, general PNP Juan Hilmer Gonzales Sandoval, rompió el silencio que muchos de sus colegas no se atreven a denunciar. Frente al Obelisco de los Héroes de Pacificación Nacional, ubicado en la plaza Defensores del Cenepa, en San Borja y con ocasión del "Homenaje a los Defensores de la Democracia contra el terrorismo", el citado general pronunció un discurso valiente y sin eufemismos, sobre el terrorismo que asoló al país y sobre los problemas que confrontan las FF.AA en sus Institutos Militares y la Policía Nacional , y que la "prensa caviar" mediatizada no se atreven a publicar. Es por esta razón que me permito publicar el texto del discurso transcrito del audio de un video de you tube......
“Como ciudadano peruano, que ha vestido el uniforme de la Policía Nacional para servir al país, nunca he dejado de ser consciente de que el honor y la lealtad están en mi formación profesional y peruano de bien... Y por honor, no puedo jamás caer en la ingratitud del olvido.
Hoy, cuando apenas han transcurrido algunos años desde que se produjera la derrota del terrorismo, vemos que el olvido y la ingratitud en sórdida alianza, mutilan la historia, ocultan la verdad, convierten a las víctimas en victimarios...
Sí......, los que pusieron el pecho a las balas asesinas del terror y también quienes tuvieron el coraje de tomar decisiones políticas, con el fin de evitar que el Perú se siga desangrando, han sido convertidos en victimarios.
En 1990, una gran ola de sangre se veía venir sobre el Perú como consecuencia del avance del terrorismo, cuyo objetivo era convertir nuestro país en un inmenso campo de concentración polpotiano.
Todos los ciudadanos, no solo los militares y policías, recordamos, porque lo hemos vivido, que la casi totalidad de la clase política, de izquierda a derecha, estaba paralizada y como vivíamos una democracia, la parálisis afectaba también a las FF AA y la Policía Nacional, que recibe órdenes del poder político.
Rol del GEIN
El poder político estaba vergonzosamente arrinconado, los terroristas se fugaban de las cárceles por túneles con sistemas de iluminación y ventilación, desde los penales se impartían órdenes para operaciones de aniquilamiento y, en el colmo del desparpajo se organizaban desfiles de terroristas uniformados, que filmaba la televisión europea.
Entretanto, empezaba a cobrar forma el gran genocidio que nos prometía Sendero Luminoso, con las cotidianas masacres de humildes campesinos de remotas aldeas andinas. Y de este gran salto no se libraba la ciudad, víctima de apagones casi diarios, paros armados, coches-bombas, secuestros y asesinatos en plena calle.
Se venía la gran ola de sangre de la guerra popular senderista y los militares y policías estábamos dispuestos a servir de dique de contención al terror, como lo habíamos hecho desde 1980. Sin una política antiterrorista que involucrara a la población y la pusiera de nuestro lado y sin condiciones legales para impedir que los terroristas se burlen de lo que llaman "resquicios burgueses" probablemente habríamos sido derrotados.
Si las capturas históricas del Grupo Especial de Inteligencia-GEIN de la Dincote de la PNP se hubieran producido antes de 1990, probablemente los abogados "autodenominados democráticos" habrían puesto en libertad a Abimael Guzmán y sus compinches.
Es hora, por ello, de evitar las medias palabras y medias tintas y señalar lo que en justicia ocurrió: un gobierno como el que nació en 1990 y que tuvo el coraje de enfrentar frontalmente el terrorismo, dar las leyes que impidieran la coladera terrorista, neutralizar los paros armados y los atentados contra la infraestructura energética del país, movilizar a las rondas campesinas y los comités de autodefensa.
FUJIMORI
Ese gobierno lo presidía un hombre que hoy, para vergüenza del país, está siendo juzgado por violación de derechos humanos. El hombre que evitó uno de los mayores genocidios de la historia y que iba a ocurrir en el Perú es el botín de quienes jamás tuvieron éxito en lograr la pacificación del país. Esa pacificación que hoy gozamos y que es la atmósfera que respiramos y respiran los inversionistas y turistas que hacen crecer nuestra economía.
La pacificación que pretendió lograrse con sendas leyes de perdón para defensores de la Patria, que habían incurrido en lamentables excesos, y terroristas arrepentidos fue tergiversada por las leguleyadas de ciertas ONG internacionales. Hoy campea el odio y es visible la ventaja que, gracias a los políticos enemigos de la patria, han obtenido los abogados y defensores de los terroristas, ayer abogados democráticos, hoy abogados de la parte civil.
Circo político
Se atenta de modo absolutamente irresponsable contra la pacificación y la reconciliación entre los peruanos, tan necesaria en estos momentos. Y ello es así porque una monstruosa y aberrante desproporción se ha producido, con las características de un lamentable circo político.
Un ex presidente al que se acusa sin pruebas de dos excesos condenables y, por otro lado, la liberación indiscriminada de 3,000 terroristas, algunos de los cuales son responsable de crímenes más horrendos que los de La Cantuta y Barrios Altos. ¿Alguien puede entender esto?
Este es el balance real y racional que con orgullo y dignidad nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú contribuyeron por la paz y democracia para el desarrollo del país.
Exhorto, pues, a los militares y policías peruanos, en situación de retiro, héroes anónimos de una guerra que ganamos para nuestro bicolor, a no ausentarse de la opinión y la presencia en el debate y en la participación activa para hacer prevalecer la paz social y la justicia en nuestro país.”